Karina Milei: De tarotista y repostera a la mujer más poderosa del Gobierno

Karina Milei ha pasado de ser una figura en las sombras a convertirse en la Secretaria General de la Presidencia de la Nación, un cargo clave que le otorga una influencia inédita en la gestión de su hermano, el presidente Javier Milei. Su ascenso no solo ha sido llamativo por su falta de experiencia en la administración pública, sino también por las modificaciones normativas que permitieron su nombramiento y las recientes denuncias que la involucran en presuntos hechos de corrupción.

Un ascenso marcado por el nepotismo

Conocida en su entorno como “El Jefe”, Karina Milei fue una pieza fundamental en la campaña que llevó a su hermano a la Casa Rosada. Sin embargo, su llegada a la Secretaría General de la Presidencia estuvo envuelta en controversias desde el inicio. Para poder asumir el cargo, el presidente modificó un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), eliminando una prohibición que impedía la designación de familiares directos en la alta esfera del Gobierno. Esta maniobra generó fuertes críticas por su carácter abiertamente nepotista, contradiciendo el discurso de austeridad y transparencia que el libertario sostuvo durante su campaña electoral.

Tarot, pastelería y poder

Antes de convertirse en una de las personas más influyentes del país, Karina Milei tuvo una trayectoria alejada de la política. Se desempeñó como tarotista y repostera, mientras acompañaba a su hermano en su faceta mediática como economista y panelista. Su transformación de figura anónima a estratega política ha sido objeto de debate, ya que su rol no responde a una trayectoria en la función pública, sino a una relación de confianza y lealtad con el presidente.

Denuncias por cobro de coimas para acceder a Javier Milei

En los últimos días, su nombre volvió a estar en el centro de la polémica tras trascender denuncias que la señalan por supuestos pedidos de dinero a empresarios y dirigentes para gestionar reuniones privadas con el presidente. Según informaciones filtradas por diversos sectores políticos y mediáticos, Karina Milei habría montado un esquema de “peaje político” donde el acceso al jefe de Estado solo sería posible a través de un pago o contribución.

La gravedad de estas acusaciones ha encendido alarmas tanto en la oposición como en sectores cercanos al oficialismo. A pesar de ello, desde el Gobierno han evitado pronunciamientos contundentes, limitándose a desmentir las versiones periodísticas sin ofrecer mayores explicaciones.

¿La mujer más poderosa de la Argentina?

Con un presidente que se muestra como un outsider y una estructura de Gobierno plagada de figuras sin experiencia política, Karina Milei ha asumido un rol de suma importancia en la toma de decisiones. Algunos analistas la describen como la verdadera arquitecta del poder libertario, con una influencia que trasciende lo meramente administrativo y llega hasta el armado político y la relación con actores clave del país.

Sin embargo, la falta de transparencia en su gestión y las sospechas de corrupción comienzan a socavar la imagen de un Gobierno que prometió terminar con los privilegios de la casta. ¿Hasta dónde llegará la influencia de Karina Milei? ¿Logrará sostenerse en el cargo a pesar de los escándalos? La respuesta dependerá no solo de su capacidad para resistir las presiones internas, sino también del impacto que estas denuncias puedan tener en la opinión pública y en la estabilidad del oficialismo.